La de Batalla

Hace una semana aproximadamente, me encontraba escribiendo lo que hubiera sido mi siguiente post. Después de tanto luchar contra la gramática y el orden de las ideas, había logrado completar un escrito que me hacía sentir satisfecha. En los últimos momentos de edición, al presionar "enter" para separar un párrafo, mi computadora quedó completamente congelada. Bueno, primero fue una aplicación la que dejo de responder, después el mouse y por último la pantalla completa dejó de parpadear.



Finalmente apareció "la pantalla azul" de Apple y entonces me di cuenta que el escrito estaba perdido. Después de reiniciar la computadora varias veces en diferentes secuencias y recibir el mismo mensaje, entendí también que el sistema de arranque estaba dañado. Los datos no, los datos persistirían seguramente en algún lugar de mi disco duro, hubiera sido fácil sacarlos pero eran pocos y ya los tenía casi todos respaldados, así que no lo hice.

No, lo que se perdió fue "el alma de mi computadora". La configuración caótica, completa y funcional que quedó como un legado de mis años en la universidad. Los pequeños servidores locales, las aplicaciones utilitarias, los editores de texto, sonido, imagen y código. Incluso la personalización de iconos y ventanas. Todo eso se perdió "y nunca regresará."

Hice un minuto de silencio, pero la computadora todavía sirve. Si existía una razón por la cual no había formateado la computadora antes pese a su pobre desempeño y uso nocivo de memoria, era por el apego que sentía a lo que hoy ya no existe. Me sentí entonces liberada y lista para una nueva era. Decidí formatear e instalar algún sistema operativo de libre distribución y alto rendimiento. Encontré algunas opciones muy atractivas que podían rendirle homenaje al hardware que tantas veces maltrate corriendo de un aula a otra y tantas veces se calentó sobre mis piernas esperando afuera de la oficina de algún profesor, para presentar un trabajo final.

He pasado los últimos días dedicada a lo que yo llamo la creación de una nueva alma para mi computadora. Algunos días han consistido tan sólo en descargar software. Durante la instalación, me he topado con pantallas negras, blancas, verdes, rojas y azules. Ha habido momentos buenos y también algunos completamente inútiles. Pero sin duda alguna el momento mas particular de todos, ha sido este último.



Al ver esta pantalla tuve otra revelación, una parte de mi computadora siempre seguirá siendo la misma y por lo tanto ya era momento de regresar a escribir en mi blog. Ahora si, concluye mi tiempo de duelo. Le digo adiós a La de Batalla y la dejo ir a donde quiera que van todas las señales cuando se apagan.





* Además... no vale la pena que deje de hacer esto, por la computadora que dejaré en un rincón, como el niño que avienta el tren después de pasar horas colocando las vías y construyendo el pueblo por donde quería pasar.